Así fue comenzamos a besarnos
cada vez que salíamos. Solo veía el momento en llegar a casa para ir a ver que
hacían los chamacos, y quedarme un rato a ver la película que ya iba por la
mitad en varias ocasiones, sabemos que la película solo era el pretexto, me
habían enamorado tus besos y tus
caricias, tus juegos en la cama de besarme como loco y volverme loca con ellos,
me había enamorado tu olor y se habían convertido en algo que mas que yo
necesitara, mi cuerpo lo pedía y se conformaba con rozar tus hombros o tan solo
tu dedo. Sinceramente no se cuanto fue que paso, pero un día me preguntaste si
solo nos besaríamos cuando saliéramos, y como una tonta dije no se tu, bueno el
chiste es que quedamos en que lo haríamos cada que se nos antojara y que chistoso
fue, tuve que besarte yo primero, tu eras demasiado penoso para hacerlo y pues yo
moría de ganas, total que mas dio.
Las despedidas comenzaron a
hacerse difíciles y el patio era testigo de que algo comenzaba a valer madres,
nos besábamos a escondidas enfrente de todos pero cuando nadie nos veía y las
noches en mi cama fueron mas románticas, pues no cogíamos, solo nos
acurrucábamos y nos besábamos abrazados toda la noche, era como si tuviéramos
un imán en los labios que se atraían por ser polos opuestos. Supe que algo
estaba cambiando en mí, los fines de semana ya no eran mi prioridad, Dante paso
a segundo termino y ya no sabía si quería verlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario